Comentario
La casi totalidad de las pequeñas islas que forman la Micronesia están situadas al norte del Ecuador. Sus archipiélagos, las islas Marianas, Carolinas, Marshall y Gilbert están pobladas por una mezcla de negroides y mongoloides, de pequeña estatura y lenguas austronesias.
El 6 de marzo de 1521, Fernando de Magallanes fue recibido, en el litoral de una isla, entonces desconocida, por un sinfín de velas marinas que, en la lejanía, semejaban pañuelos. Le dio el nombre de Islas de las Velas Latinas. Urdaneta describió la escena así: "...Allí se vieron muchas velas pequeñas que se acercaban a ellos, y eran canoas de tanto andar que parecían que volaban; se dirigían haciendo de proa popa, y a la inversa cuando querían. Tenían velas de estera de palma, triangulares, por cuya razón nombraron a aquellas islas, de las Velas Latinas".
Cuando, poco después, descubrieron los españoles que estos hábiles navegantes les habían robado un bote del buque insignia, cambiaron su nombre por el de Islas de los Ladrones. Algunos años después recibirían el nombre de Islas Marianas en honor de la reina María Ana, esposa de Felipe IV de España.
También Pigaffeta, que navegaba con la primera expedición que arribó a la isla de Guam, describió sus embarcaciones "... los paraos que traían son los más ligeros que hay en el mundo: ni galera, ni bergantín se les compara; son muy angostas y largas, y la proa la tienen como la popa, y por eso tienen un timón en cada punta. Traen un contrapeso de una banda para no zozobrar. Las velas son latinas, cortadas en triángulo".
Las islas de Micronesia son tan pequeñas y numerosas que es difícil distinguirlas en un mapa, pero entre sus atolones hay un nombre inolvidable: Bikini. En 1946, los americanos desalojaron a sus 166 habitantes, y la prueba de una bomba atómica, convirtió sus doscientas toneladas de tierra, de cocoteros y de animales en una bola de fuego. Posteriormente se han hecho otras pruebas semejantes en otros atolones del Pacífico, pero ya no han producido el mismo impacto en la opinión pública. La humanidad está cada vez más acostumbrada a asistir, impasible, a las mayores barbaridades.
Micronesia formó parte del virreinato de Filipinas hasta 1898 en que pasó a Estados Unidos, excepto el archipiélago de las Carolinas, que había sido vendido a los alemanes poco antes. Después de la II Guerra Mundial todo aquello pasó a los americanos, excepto la isla de Guam que quedó como Estado Libre Asociado.